
A 33 años de ocurridos los delitos que se están juzgando en el Tribunal Oral Federal de Rosario Nº1, las abogadas y militantes de la Agrupación H.I.J.O.S., expusieron este martes su acusación final contra los cinco imputados del primer juicio contra represores de la dictadura en Rosario. "Queremos que este proceso haya tenido sentido para los testigos y las víctimas, venir aquí a exponer su dolor, volver a transitar, a renovar lo que vivieron", solicitaron las jóvenes letradas del organismo de derechos humanos.
En un extenso, pormenorizado y detallista alegato, las abogadas de la agrupación HIJOS, Ana Oberlín y Nadia Schujman, analizaron el contexto de los hechos que se les imputan a los represores de los CCD Quinta de Funes y Fábrica de Armas, Pacual Guerrieri, Jorge Fariña, Juan Amelong, Walter Pagano y Eduardo Costanzo; los encuadraron en "un plan sistemático" aplicado en todo el país y "cometido en el marco de un genocidio", y realizaron una minuciosa descripción de cada uno de los delitos fundados en la prueba testimonial y documental producida a lo largo del juicio, tras lo cual justificaron su pedido de "prisión perpetua e inhabitación absoluta" para todos los acusados.
"Sin dudas lo deseable hubiera sido que la justicia llegara mucho antes, cuando todavía podían "gozarla" muchas personas que tristemente hoy no están acá, como Fidel Toniolli y Cecilia Nazábal, que tanto hicieron para que llegara este momento y no pudieron verlo", comenzaron diciendo, a su vez lamentaron la tardanza de la justicia "para varios de los culpables que hoy no están en el banquillo de los acusados, porque han muerto, como el Gral. Galtieri, Juvenal Pozzi o Jáuregui, que se dieron el lujo de morir impunes".
Al cierre del largo y fundado alegato -que duró 7 horas entre lunes y martes-, y luego de detallar la prueba producida a lo largo de 5 meses de juicio contra cada uno de los imputados, la abogada Oberlín -e hija de desaparecidos- senaló que los 5 imputados "deberán responder en calidad de coautores por los delitos que ya mencionamos -homicidios calificados con alevosía, cometidos con el fin de encubrir otros delitos, como la aplicación de tormentos por ser perseguidos políticos; privación ilegítima de la libertad agravada por durar más de un mes, y por mediar violencia y amenazas-, perpetrados en el marco de un plan sistemático de represión clandestina, ya que estos acusados conformaron un grupo operativo organizado en el marco del Destacamento de Inteligencia 121 de Rosario que se hizo cargo del secuestro, tortura, desapariciones físicas y muerte de personas".
Oberlín, concluyó su alegato, en un claro mensaje de la trascendencia histórica que adquiere este juicio para esta generación de jóvenes y para sus compañeros y representados, Eduardo Toniolli (hijo), Fernando Dusex (hijo), Sebatian Alvarez y Sabrina Gaulino (hijos de Raquel Negro).
"Esta sentencia no va a poder reparar lo que los imputados con su accionar doloso generaron -apuntó Oberlín-, no va a poder hacer que Eduardo Toniolli, el hijo, al que también le dicen Cabezón, pueda sentarse a hablar con su papá de política, esa pasión que los unía o que pueda jugar al TEG con él o ir a ver a Ñuls. Tampoco va a hacer que Fernando, el hijo de Fernando Dussex, le pueda contar a su papá que se está por recibir de arquitecto, y se casó con una mujer extraordinaria. Tampoco va a hacer que Sebastián Álvarez, pueda tomarse unos mates con Raquel su mamá, y contarle lo bien que se lleva con Sabrina, una de los mellizos a quién encontró, de quién fue separado durante más de 30 años. Pero lo que si va a hacer esta sentencia es devolverles la credibilidad en las instituciones del estado y les va a demostrar que ustedes, señores jueces, no son nuevos garantes de la impunidad, y además, va a hacer que los responsables de estos hechos estén donde tendrían que haber estado siempre: en la Cárcel. Por eso pedimos prisión perpetua".
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