QUIENES SOMOS?

H.I.J.O.S. (Hijos e Hijas por la Identidad y la Justicia contra el Olvido y el Silencio) es una agrupacion creada en 1.995, a partir de la necesidad de juntarnos, reconociendonos en las historias comúnes, reivindicar la lucha de nuestros padres y sus compañeros, buscar a nuestros hermanos apropiados, luchar contra la impunidad. A más de 15 años seguimos luchando por la cárcel común, perpetua y efectiva para todos los genocidas de la última dictadura militar, sus cómplices, instigadores y beneficiarios.

martes, 13 de diciembre de 2011

COMUNICADO DE PRENSA. JUAN CARLOS BENEDICTO PROFUGO

Los Organismos de Derechos Humanos de Tucumán queremos manifestar nuestro más enérgico repudio ante la fuga de Juan Carlos Benedicto, quien fuera el primer civil imputado por pertenecer a las patotas que cometieron crímenes de lesa humanidad en el Centro Clandestino de Detención "El Arsenal" Miguel de Azcuénaga. Exigimos al juez Bejas explicaciones sobrecómo fue posible que el imputado bajo custodia policial se diera a la fuga, repudiamos las concesiones a los genocidas que hacen posible situaciones como estas y exigimos su urgente relocalización. Al mismo tiempo responsabilizamos al juez por la integridad de testigos, víctimas, sobrevivientes, familiares y abogados querellantes, frente a la realidad de un genocida más prófugo en nuestra provincia.

Exigimos al juez Bejas explicaciones sobre cómo Benedicto estaba alojado en un neurosiquiatrico sin estar sedado luego de su "presunto" intento de suicidio y sobre cómo en esas condiciones pudo burlar la custodia asignada. Exigimos las sanciones correspondientes para quienes fueron responsables de esta escandalosa fuga, desde la fiscalía hasta la policía federal. Quedademostrado que las instituciones privadas como es el caso del nueropsiquiatrico "Dr. Corbalán" no garantizan la custodia necesaria, sino tan sólo las comodidades que los represores pretenden. En este sentido repudiamos las concesiones que el juez Bejas está dando a los genocidas, que van desde permitir traslados a domiciliarias a quienes ya habían violado dicha modalidad como es el caso de Benedicto, hasta otorgarle computadoras a los represores.
Exigimos al juzgado a cargo del Dr. Bejas que notifique en tiempo y forma a las querellas del estado de todos los imputados por crímenes de lesa humanidad, es inadmisible que éstas tengan que enterarse por el diario que se profugó un genocida.
La fuga de Benedicto viene a incrementar la lista de prófugos imputados en crímenes de lesa humanidad, desde el inicio de las causas en 2003. El ex Teniente coronel Antonio Arrechea, quien fuera uno de los mayores carniceros del genocidio, está prófugo y aun teniendo pedido de captura internacional se desconoce su paradero desde hace 8 largos años. Debemos sumar a Héctor Mario Schwab, que a pesar de no presentarse en su primera indagatoria la justicia difundió en los medios cuando volvería a ser llamado a declarar, de más está decir que nunca se presentó y se desconoce su paradero desde septiembre del 2008.
Hacemos absolutamente responsable al juez Bejas de la integridad de testigos, víctimas, sobrevivientes, familiares y abogados querellantes, ante lo que pudiera sucederles con estos genocidas sueltos, y continuamos manifestando que el único lugar para un genocida es la CÁRCEL.

Por todo esto, y por los más de 30 años que esperamos justicia, es que exigimos la aceleración de todos los procesos por crímenes de lesa humanidad que aún duermen en la fiscalía y la INMEDIATA elevación a juicio oral y público de la Causa Arsenales.


Por lo que invitamos a todos y a todas a acompañarnos en esta exigencia este viernes 16 a las 11:30hs en la puerta del Juzgado Federal, Las Piedras esquina Congreso.

NI OLVIDO NI PERDÓN, JUICIO Y CASTIGO YA!

H.I.J.O.S. Tucumán en la Red Nacional
(Hijas e Hijos por la Identidad y la Justicia contra el Olvido y el Silencio)
FA.DE.TUC.
(Familiares de Detenidos Desaparecidos de Tucumán)
Asociación Madres de Plaza de Mayo filial Tucumán
ANDHES
(Abogados y Abogadas del Noroeste Argentino en Derechos Humanos y Estudios Sociales)
Asociación de Ex Presos Políticos de Tucumán
ATCI
(Asociación Tucumana Contra la Impunidad)
APDH - Tucumán
(Asambles Permanente por los Derechos Humanos)
Familiares de Detenidos Desaparecidos del Empalme-Ranchillos
Querellantes de la causa "Arsenales" y "Pozo de Vargas"
Comisión de Derechos Humanos del Colegio de Psicólogos de Tucumán

viernes, 25 de noviembre de 2011

La muerte de un tirano

Vamos a festejarlo
vengan todos
los inocentes
los damnificados los que gritan de noche
los que sueñan de día
los que sufren el cuerpo
los que alojan fantasmas
los que pisan descalzos
los que blasfeman y arden
los pobres congelados
los que quieren a alguien
los que nunca se olvidan
vamos a festejarlo
vengan todos
el crápula se ha muerto
se acabó el alma negra
el ladrón
el cochino
se acabó para siempre
hurra
que vengan todos
vamos a festejarlo
a no decir
la muerte
siempre lo borra todo
todo lo purifica
cualquier día
la muerte
no borra nada
quedan
siempre las cicatrices
hurra
murió el cretino
vamos a festejarlo
a no llorar de vicio
que lloren sus iguales
y se traguen sus lágrimas
se acabó el monstruo prócer
se acabó para siempre
vamos a festejarlo
a no ponernos tibios
a no creer que éste
es un muerto cualquiera
vamos a festejarlo
a no volvernos flojos
a no olvidar que éste
es un muerto de mierda

MARIO BENEDETTI

domingo, 18 de septiembre de 2011

NI OLVIDO NI PERDÓN

Por Walter Roberto Docters *

Hace cinco años que muchos estamos esperando una respuesta efectiva acerca de la suerte corrida por Jorge Julio López, y el consiguiente juicio y castigo de sus secuestradores. La mayoría de los sobrevivientes de los campos de concentración hemos testimoniado incondicionalmente en pos de la memoria de nuestros compañeros, y en pro de una condena efectiva para los asesinos que tomaron en sus manos la atribución de creerse semidioses, capaces de decidir sobre la vida y la muerte de otras personas. Lo hicimos ilusionados, cuando se recuperó la democracia, y a partir del Juicio a las Juntas de comandantes se obtuvo una oleada de declaraciones.

Lo hicimos cuando nuestro esfuerzo y exposición parecían en vano, en los Juicios por la Verdad, dado que estaban vigentes las inmorales leyes de Punto Final, Obediencia Debida y los indultos, que permitían que, aun conociendo la culpabilidad de los personeros de la muerte, igual caminen por las calles con todos nosotros.

Volvimos a hacerlo cuando un nuevo gobierno pidió disculpas en nombre del Estado y tomó la decisión política de derogar las vergonzosas leyes de la impunidad. De esta manera dejó la puerta abierta para retomar los juicios y buscar justicia, basada en la memoria como única manera de la construcción de un futuro realmente sano.

Parece increíble que se pudiera pensar que porque no había un Estado terrorista capaz de avalar su accionar los grupos fascistas iban a dejar de operar en su siembra de muerte. Sería una ingenuidad difícil de aceptar creer en una estructura tan simplista de pensamiento. Sin embargo, recién después de la desaparición de López se comenzó a tomar en cuenta la protección de los testigos, cuyos testimonios dan un basamento jurídico fundamental a los pedidos de condena. Ahora ha comenzado el juicio del llamado “Circuito Camps”, y si bien no es lo ideal, porque las causas no se unifican lo suficiente, igualmente se va a avanzar en la condena a más genocidas, entre los que se incluye un civil.

Con López compartimos algunas charlas, el reconocimiento del destacamento de Arana y los testimonios del juicio a Etchecolatz. Y su ausencia es una llaga abierta en toda la sociedad. Resulta imprescindible que la Justicia tome seriamente cartas en este tema, porque de su resolución depende también no dejar impunes a quienes aún se sienten con la posibilidad de decidir sobre el destino de todos nosotros. La desaparición de López es sólo uno de los amedrentamientos que hemos sufrido los sobrevivientes que atestiguamos. Aunque hayan escondido el cuerpo, Julio igual está con nosotros. López va a testificar con cada uno de nosotros. Todos somos Julio López y no nos van a poder callar hasta que todos los asesinos estén encerrados en una cárcel común.

* Sobreviviente del Pozo de Arana y Pozo de Quilmes y ex preso político de 1976 a 1983. Testigo en varios juicios.


viernes, 26 de agosto de 2011

Una justicia más justa: destituyeron a Romano, partícipe de la dictadura

Comunicado de prensa


El camarista federal mendocino Otilio Romano fue destituido ayer por el Consejo de la Magistratura por su participación en 103 delitos de lesa humanidad.


En marzo de este año fue destituido Luis Miret, otro juez partícipe de la última dictadura, procesado por cuatro delitos de lesa humanidad.


Éstos son pasos históricos que da la Justicia argentina para seguir avanzando en el proceso de Juicio y Castigo a los genocidas y sus cómplices. La Justicia no puede seguir teniendo integrantes que en tiempos de genocidio estuvieron en centros clandestinos de detención, que rechazaron pedidos de hábeas corpus de desaparecidos, que adulteraron documentos públicos para permitir la apropiación de niños o el robo de bienes.


Romano y Miret deben ser juzgados y condenados por la participación que tuvieron en el terrorismo de Estado. Detrás de ellos deben ir todos los que hayan participado en los crímenes cometidos contra la humanidad, como Juan Martín Romero Victorica, involucrado en la apropiación de Victoria Montenegro, hija de desaparecidos.


En nuestra provincia tenemos a Manlio Martinez, señalado por aceptar testimonios de personas secuestradas en evidente estado de tortura y que fuera recientemente indagado por su participación en delitos de lesa humanidad durante el Terorismo de Estado. La fiscalía estimó que hay pruebas suficientes de que el ex magistrado participó en el fusilamiento de 5 militantes montoneros en el Bº Echeverria (juicio que tuvo sentencia en marzo de este año con perpetua para todos los responsables) a través del incumplimiento de sus deberes de funcionario público como forma de garantizar la impunidad de los policías y militares que cometieron estos hechos materialmente, o que dieron las órdenes para que se cometieran.



NI OLVIDO - NI PERDÓN

JUICIO Y CASTIGO

30.000 compañeros detenidos-desaparecidos: ¡presentes!

jueves, 4 de agosto de 2011

Siento un orgullo enorme por ser la hija de quien soy

Tenía 31 años Sabrina Gullino cuando una cédula policial la puso ante la encrucijada de su vida. Un cabo golpeó a la puerta de la casa familiar de Ramallo con un papel en el que decía que su padre debía presentarse ante el Juzgado Federal de Paraná en una causa “Trimarco, Juan Carlos Ricardo y otros…”. El hombre recordó que una vez había chocado en la ciudad, pero no podía ser. “¿Vos vendías merca? ¿Como no nos compraste una casa a cada uno?”, fue la primera reacción de la chica.
Sabrina siempre supo que era hija adoptiva de un bioquímico y una maestra jubilada, pero después de que su hermana gugleara los datos de la cédula volvió a plantearles la posibilidad de que fuera hija de desaparecidos. “Miren que si esto tiene relación con la dictadura, van presos”, les dijo a sus padres. Pero ellos insistieron en que los trámites de adopción se habían realizado legalmente, a través de un Juzgado de Menores.
Era noviembre de 2008 y para entonces Sabrina ya había tenido algunos contactos con la filial Rosario de Abuelas de Plaza de Mayo, por lo que cuando estuvo ante la jueza federal Myriam Galizzi no dudó en acceder a la extracción de sangre.
Veinticuatro días después un estudio de ADN confirmó que Sabrina es hija de Raquel Negro y Tulio Valenzuela, militantes montoneros desaparecidos durante la última dictadura militar, y que nació en el Hospital Militar de Paraná en marzo de 1978. Fue la nieta número 96 a quien las Abuelas de Plaza de Mayo restituyeron su identidad.

RAQUEL Y TUCHO. Raquel Negro fue secuestrada el 2 de enero de 1978 en el centro de Mar del Plata, junto con su pareja, Tucho Valenzuela, y su hijo Sebastián. El mismo día fueron trasladados al centro clandestino de detención Quinta de Funes, en las afueras de Rosario, donde estaba casi toda la cúpula regional de Montoneros.


En marzo la mujer fue trasladada a dar a luz en el Hospital Militar de Paraná, en un operativo coordinado por personal del Destacamento de Inteligencia 121, e internada como sobrina del entonces jefe del Segundo Cuerpo de Ejército, Leopoldo Fortunato Galtieri, bajo el nombre de María Amarilla.
Raquel Negro estuvo alojada en la Sala I del Hospital Militar, bajo la custodia de personal de las Fuerzas Armadas, hasta que dio a luz a mellizos, un varón y una nena. Luego fue devuelta sin vida a Rosario y su cuerpo habría sido arrojado al mar.
Según la investigación judicial, al día siguiente de su nacimiento los mellizos fueron derivados al Instituto Privado de Pediatría, por complicaciones en su salud, e ingresados como “López, Soledad” y “López, NN”. Según el relato de Constanzo, el varón habría fallecido por un problema respiratorio –aunque se investiga un posible traslado al Hospital de Niños– y la nena fue dejada en el Hogar del Huérfano de Rosario.
El traslado de Raquel Negro a Paraná se realizó poco después de la Operación México, por la cual Tucho Valenzuela debía viajar al Distrito Federal y facilitar el asesinato o encarcelamiento de la cúpula de Montoneros. Sin embargo, a pesar de que su mujer permanecía como rehén, una vez allí, huyó, desbarató la operación y denunció públicamente las graves violaciones a los derechos humanos que se cometían en los centros clandestinos de detención rosarinos.
–¿Qué te habían contado sobre tu origen?
–Mirá cómo se dieron las cosas: mis padres vivían en Ramallo, pero ellos siempre miraban el noticiero de Rosario porque mi mamá es de allá. Un día vieron una noticia sobre una nena que había sido abandonada en el Hogar del Huérfano y mi papá, en broma, le dijo que tal vez les tocaba ese bebé a ellos. A los dos o tres días los llamaron del Juzgado de Menores para decirles que tenían una beba para entregarles y el propio juez les dijo que podían esperarla o ir a buscarla directamente al Hogar del Huérfano. Mi papá preguntó si era la beba del noticiero y le contestaron que sí. Esa misma noche ellos tomaron la decisión de que cuando me contaran sobre mi origen lo harían desde el momento en que me recibieron en el Juzgado, pero no que me habían abandonado en la puerta de un orfanato, porque les parecía que era una imagen muy oscura para un chico que tenía que crecer con el conocimiento de que era adoptado, como para encima cargar con eso. Y recién me lo contaron cuando nos citaron para la extracción de sangre, y yo al principio me enojé, pero después entendí que lo habían hecho para protegerme.
–¿Cómo reaccionaste cuando te enteraste que eras hija de desaparecidos?
–Es como raro ese sentimiento. A mí me contaron de chiquita que era adoptada. Mis viejos son personas sencillas y no me podía hacer a la idea de que tuvieran conexiones con ningún tipo de poder. Además, yo había charlado con mis padres sobre la posibilidad de que fuera hija de desaparecidos y ellos no lo creían posible porque la mía era una adopción legal, que se había hecho a través de un Juzgado de Menores, después de esperar más de dos años que les dieran un bebé. Y cuando llegó la cédula del Juzgado Federal de Paraná yo no pensé que me estuvieran convocando a mí sola sino que habían llamado a varios chicos que pudieran haber nacido entre la fecha en que se produjo el parto. Pero, a la vez, empecé a leer cosas sobre la historia de Tucho y Raquel, y cuando vi que había un hermano que me estaba buscando me desesperé, porque con la figura de un hermano todo te cambia.

CÓMPLICES. Es un jueves de invierno disfrazado de otoño. Está fresco pero no frío a la vera del río. Sebastián permanece al lado de Sabrina en silencio mientras ella cuenta su historia. Tienen los mismos rasgos, boca grande, nariz ancha y mirada profunda. “En realidad, él camina un poco más jorobado para no ser más alto que yo”, exclama ella. Y suelta una risotada.
Cuenta Sebastián que militantes que conocieron a su mamá contaron que Raquel “era como muy desalineada, no era una mujer coqueta ni de mirarse en el espejo; a tal punto que tenían que decirle que se vistiera un poco mejor y a veces hasta le prestaban ropa para cambiarle la imagen. Y nosotros somos un poco así, también”.
Sin embargo, Sabrina intenta un poco desmentir esa imagen. Frente al espejo se arregla el pelo y se acomoda el pulóver de cuello ancho. Entonces se preocupa por las fotos: posa varias veces ante la cámara, le indica a su hermano cómo hacerlo y finalmente elige algunas con el fotógrafo.
Hay complicidades. Ella lo reta, él no le hace caso. Permanentemente se ofrecen miradas y se buscan antes de responder. “Tenemos una manera de ser muy parecida. Nos sentimos cómodos cuando estamos juntos y nos entendemos en la manera de hacer bromas, somos muy compinches. A veces, en alguna reunión en la que hay mucha gente, salimos con alguna desubicación, pero nosotros nos divertimos así”, suelta Sebastián, y Sabrina asiente sin poder contener sus carcajadas.
“Mientras esperaba el resultado de los análisis caminaba por las paredes. Yo no podía decir nada, pero me conseguí una foto de Sebastián y pensé que él sabía todo porque trabajaba en la Secretaría de Derechos Humanos. Entonces todos esos días, cada vez que salía de mi casa, miraba para todos lados a ver si había algún chico espiándome”, recuerda Sabrina ahora en la casa de su “tío Negro”.
Sabrina recibió la confirmación de que era hija de Raquel Negro y Tulio Valenzuela un sábado a la mañana en Rosario. Era 20 de diciembre de 2008. “Hice que me leyeran por teléfono las veintipico de páginas que tiene el estudio”, recuerda.
“Enferrrma”, reacciona Sebastián tomándose el rostro.
“En ese momento yo estaba leyendo Recuerdo de la muerte (de Miguel Bonasso) y me parecía que debía terminarlo antes de llamar a Sebastián. No sé por qué. Esa noche no había dormido, pero me levanté a las seis de la mañana, terminé el libro y a las ocho y media lo llamé”, continúa ella.
Sebastián trabaja en la Secretaría de Derechos Humanos de Santa Fe y recibió la noticia unos minutos después. Enseguida hablaron por teléfono y esa misma tarde se encontraron en Rosario.
–¿Cómo vas construyendo las nuevas relaciones que se te presentan?
–Es una sensación muy fuerte el hecho de tener hermanos, y a mí se me juntan muchas cosas. Me siento responsable por no haberme hecho el ADN antes, tal vez por haber tenido todo como muy blanqueado, sin puntos oscuros y con una muy buena relación con mis viejos. De alguna manera, cuando me enteré de toda esta historia lo sentí como una carga por no habernos podido criar juntos o no habernos encontrado antes. Es como que nos perdimos algunas cosas, pero me parece también que lo más saludable es no pensar lo que pudo haber sido sino lo que es. A la vez es complicado porque nos encontramos como personas adultas y eso moviliza muchas cosas. Pero yo creo que las relaciones se van construyendo todo el tiempo y nosotros, a pesar de vivir en ciudades distintas, tenemos mucha afinidad, somos muy unidos y nos hablamos por teléfono todos los días (risas).

DE AVENTURAS. Sabrina es licenciada en Comunicación Social, trabaja en un estudio de comunicación y diseño con una compañera y participó de la cooperativa de animadores de Rosario. Le gusta la ilustración y ha desarrollado algunos dibujos animados, aunque todo quedó postergado a partir de la restitución de su identidad. Hasta hace un tiempo solía nadar aunque ahora ha abandonado las piletas. En cambio, ahora se acercó a la militancia a través de Hijos Rosario.
A los dos les gusta viajar. Sebastián recorrió el sur argentino de mochilero y Sabrina, hace un tiempo, estuvo en Centroamérica. “En otra época hubiéramos mochileado lindo, pero ahora tengo dos hijos y estoy retirado”, apunta Sebastián.
Y ambos recuerdan que a poco de conocerse, ella le pidió que la acompañara a visitar a la familia de Tucho, en San Juan. “Él me contestó que me iba a acompañar adonde yo quisiera”, cuenta orgullosa ella. “Fue muy fuerte porque cuando llegamos estaban todos esperándonos en la terminal. Fue muy emocionante”, acotó.
–La mayoría de los hijos de desaparecidos a quienes les restituyen la identidad, enseguida deciden cambiar sus nombres, pero no es tu caso. ¿Pensás hacerlo en algún momento?
–Eso no lo tengo muy definido todavía…
Sabrina deja la respuesta envuelta en un gran silencio. Pero entonces habla Sebastián: “Lo de ella es especial, porque fue adoptada legalmente y es medio fuerte decirle a su familia que va a cambiarse el apellido. Eso es una cuestión que tiene que ver más con la tradición y yo no tengo ese cuestionamiento, no soy ortodoxo. Algunos chicos lo hacen porque vienen de familias apropiadoras y con historias muy feas, pero ella me lo planteó una vez y yo le dije que para mí no tenía ningún significado que se cambiara el apellido; no suma ni resta nada, con sentirla como mi hermana e hija de Tucho y Raquel está bien. Y si ella quiere hacerlo en algún momento, también está bien, pero no es una obligación”.
–¿Cómo te relacionás con la historia de tus padres?
Sabrina hace un silencio y suspira profundo. Entonces ensaya una respuesta.
–Va mutando. Uno va haciendo sus procesos. A mí me da un orgullo enorme ser hija de quien soy. La identidad no es algo fijo, estático, sino que se va construyendo todo el tiempo y que vamos construyendo desde lo individual y desde lo colectivo. A veces me da un orgullo inmenso, una admiración muy grande cuando pienso en el compromiso que asumieron mis padres. Mirá: yo tengo una gran admiración por Juana Azurduy y hace unos días hablaba con un tío y le contaba que Belgrano le entregó la espada como reconocimiento a su lucha. E inmediatamente pensé en mi mamá, hice una inmediata asociación. Y no es que vea a mi mamá como una heroína sino como mi mamá. Pero a veces daría todo por pasar un día entero con ella, para poder charlar con ella, sobre cuestiones de mujeres o de lo que sea. Y esos son sentimientos con los que uno se va encontrando todo el tiempo. Cuando te restituyen la identidad, las Abuelas te entregan un archivo biográfico y cuando escucho la voz de la abuela voy conociendo y construyendo a mis papás a través de su relato y, al mismo tiempo, me voy reconociendo y distanciando de ellos, formando mi propia identidad. Mi mamá es un ser hermoso. Pero a veces estoy enojada porque la querría tener conmigo.

A la espera del juicio
Hace unos días, el Tribunal Oral Federal de Paraná fijó fecha para el 24 de agosto para el inicio juicio oral y público contra cinco militares y un médico civil, acusados por sustracción y sustitución de identidad de Sabrina Gullino.
En el banquillo de los acusados estarán sentados los exmilitares Pascual Oscar Guerrieri, Juan Daniel Amelong, Walter Salvador Pagano, Jorge Alberto Fariña y Marino Héctor González; junto con el médico anestesista Juan Antonio Zaccaría, quien se desempeñaba como jefe de terapia intensiva del Hospital Militar de Paraná cuando Raquel Negro fue trasladada a la capital entrerriana para dar a luz.
En la misma causa también estaba imputado Juan Carlos Trimarco, el principal responsable de los crímenes de lesa humanidad cometidos en Entre Ríos durante la dictadura, pero fue declarado inimputable a raíz de un problema circulatorio que le genera una disminución en sus capacidades físicas y psíquicas.
Según consta en el expediente, el operativo fue coordinado por los máximos jefes de la represión en el Segundo Cuerpo de Ejército: Leopoldo Fortunato Galtieri, Luciano Adolfo Jáuregui, Ramón Genaro Díaz Bessone y Trimarco.
Guerrieri era el segundo jefe del Destacamento de Inteligencia 121 de Rosario y fue quien encargó al teniente coronel Marino González el traslado de Raquel Negro para dar a luz a Paraná, puesto que “era el único hospital militar de la zona”, según declaró Constanzo en sede judicial.
El operativo fue coordinado por Rubén Fariña; mientras que Walter Pagano y Juan Daniel Amelong se encargaron de llevar a la nena a Rosario y dejarla en el orfanato. En tanto, el médico Juan Antonio Zaccaría organizó la logística en el Hospital Militar.
–¿Qué expectativas tenés de cara al juicio que se avecina?
–Los juicios tienen una función social y política de reconstruir la historia de nuestro país, porque nos permiten hablar de cosas que trataron de silenciar en su momento. Para nosotros este juicio es como una bisagra para encontrar nuevas pruebas o indicios sobre lo que pasó con nuestro hermano mellizo. Sabemos que Paraná fue un punto estratégico porque allí funcionó una maternidad clandestina y en nuestro caso estamos tratando de encontrar a nuestro hermano mellizo y ojalá que todos los que sepan algo se acerquen a decirlo porque es un momento histórico en el que pueden ayudar a reconstruir una verdad. Nosotros estamos apostando a la vida, queremos saber qué fue lo que pasó y encontrarlo; y tenemos la esperanza de que los testigos podrán hacer memoria y recordar, porque cualquier dato es importante para el fin que perseguimos que es encontrar a nuestro hermano.

miércoles, 13 de julio de 2011

Tomás Federico Toconás



Tomás Federico Toconás era un humilde pelador de caña, que vivía en una zona cercana al Ingenio Santa Lucía. A comienzos de los años 70 con un grupo de compañeros del PRT-ERP, empezó a profundizar el conocimiento del por qué de la lucha que libraban y cuál era el objetivo.
Se incorporó al PRT-ERP ,entregando a la lucha todo su esfuerzo y sacrificio.
Toconás fue un militante ejemplar, todos los que lo conocieron, destacan de él, su solidaridad para con los compañeros, su valentía y su firme determinación de vencer o morir, en esta lucha por parir un nuevo país. Fue el último abanderado de la Compañía de Monte "Ramón Rosa Jiménez".
Fue capturado en Julio de 1975 y arrojado desde un helicóptero cerca de Pozo Hondo, Departamento Jiménez, en Santiago del Estero.
Enterrado por los humildes habitantes del lugar, en una tumba NN en el cementerio de Pozo Hondo, ésta se convirtió en sitio de peregrinación de los lugareños, que le confirieron poderes y acudían a él en busca de ayuda.
Sus restos fueron exhumados e identificados por el EAFF y van a ser sepultados el Viernes 22 de Julio,a las 15:00 aproximadamente en el Cementerio de Acheral.


COMPAÑERO TOMÁS FEDERICO TOCONÁS

PRESENTE!!!

AHORA Y SIEMPRE!!!


NI OLVIDO, NI PERDÓN

JUICIO Y CASTIGO A LOS GENOCIDAS Y SUS CÓMPLICES CIVILES Y ECLESIÁSTICOS

lunes, 4 de julio de 2011

Una atrocidad sin límites

Por Mariana Carbajal

El testimonio más desgarrador, en el marco de tanto horror ocurrido en el penal de Villa Urquiza es, tal vez, el de S.A.N. Ex detenida desaparecida, tenía 19 años cuando fue secuestrada y trasladada al centro clandestino, donde sufrió violaciones sexuales en forma sistemática casi diariamente por parte de los miembros de la “patota” que comandaba el comisario Marcos Fidencio Hidalgo, jefe de la cárcel. Incluso, la amenazaban con ser mordida por perros si se resistía. Como consecuencia de los abusos sexuales quedó embarazada, tuvo la criatura en cautiverio, se la arrancaron de los brazos y nunca más supo de ella.

S.A.N. fue secuestrada en julio de 1975. Regresaba desde su trabajo a su casa, en Tucumán. Antes de ser llevada a Villa Urquiza, pasó por la comisaría del Parque 9 de Julio y la Jefatura de Policía, donde fue sometida a torturas.

En Villa Urquiza la alojaron en una “celda chiquita”, le ataron las manos y quedó tirada en el piso. Ese primer día no le dieron agua ni comida ni tuvo contacto con nadie. “Después de ese primer día entran a la celda dos personas, la sacan y la llevan a otro lugar, allí la desnudan y la empiezan a manosear mientras le tiraban agua, uno de los hombres que pasa primero se saca la camisa, se desnuda y le ordena que lo toque, que lo manosee, y él hacía lo mismo con ella mientras la viola por la cola, al tiempo que la hacía morder con los perros que tenía a su lado cuando se negaba a besarlo, riéndose de tal situación”, describe la sentencia dictada por el juez federal N 1 de Tucumán, Daniel Bejas (ver nota central).

De su relato surge que fue violada por otros miembros de la patota de Hidalgo, entre ellos el cabo Miguel Carrizo, y por el propio jefe del penal. “Hidalgo era uno de los más violentos en las violaciones”, afirmó. Después de todo eso la regresan en muy mal estado a la celda. Desde esa primera vez, todas las noches volvía a ser sometida en iguales circunstancias por las mismas personas a violaciones y vejaciones. S.A.N. recordó que el cabo Carrizo se ponía una peluca y que en el lugar en donde la abusaban había una mesa donde era sometida. La mujer precisó que “después de un tiempo quedó embarazada, aproximadamente en el mes de septiembre”, y que a pesar de comunicar dicha situación la continúan violando aproximadamente hasta los cinco o seis meses de gestación. A partir de esa fecha quedó totalmente recluida sin tener contacto con nadie.
La sentencia describe que durante el embarazo nunca recibió asistencia médica. El parto se desencadenó aproximadamente en mayo o junio de 1976 y estando sola en la celda se le rompe la bolsa y ante sus gritos vino Carrizo. “Era de noche y hacía frío, la sacaron de la celda y la llevaron a un salón, donde le soltaron las manos y le sacaron la venda”, sigue el fallo. Las personas que la atendieron estaban con capuchas, el parto se realizó en un colchón en el piso, le ordenaron que pujara cuando vinieran las contracciones. S.A.N. contó que nació una criatura viva, que lo sabe porque escuchó su llanto. Ella permanecía acostada en el piso mientras dos personas vestidas de policías le agarraban las manos, inmediatamente después del nacimiento envolvieron al recién nacido, del que nunca supo el sexo, en una colcha y el médico o enfermero que realizó el parto se lo llevó. Quedó en ese lugar por un rato y le volvieron a vendar los ojos, colocándole ese día y los posteriores una medicación para que no tuviera leche. Hidalgo y Carrizo están muertos: por esa razón no fueron procesados.

S.A.N. no fue llevada a la cárcel de Villa Devoto como otras ex detenidas-desaparecidas. Un tiempo después la sacaron de la celda. La trasladaron y la arrojaron de un camión y cayó cerca de un cañaveral al borde de la ruta. Contó que comenzó a caminar y luego a correr, estaba pelada, sucia y así llegó al Parque 9 de Julio. Al verla así paró una ambulancia y la llevaron al Hospicio el Carmen, un hospital neuropsiquiátrico, y le preguntaron si tenía historia clínica, y qué era lo que le había pasado. Ella no quería responder nada. Al día siguiente, al despertar tuvo miedo debido a que estaba lleno de policías y militares y se escuchaban ruidos de helicópteros.

S.A.N. todavía sufre las secuelas que le dejó aquel infierno: declaró en la causa que le molestan los ruidos de hierros o ruidos de helicópteros, vive actualmente encerrada en su casa y le cuesta comunicarse con la gente. Tiene secuelas físicas de lo sucedido durante su cautiverio, problemas en los intestinos, las marcas de las mordeduras de los perros, tumores y coágulos en la zona abdominal y una fisura en la pelvis.



NI OLVIDO, NI PERDÓN

JUICIO Y CASTIGO

¿MERECEN DOMICILIARIAS ESTOS CANALLAS MISERABLES?

CÁRCELES COMUNES YA!!!!


La violencia contra las mujeres durante el Terrorismo de Estado es un crímen de lesa humanidad

Por Mariana Carbajal


Por primera vez dos altos jerarcas de la última dictadura militar, Luciano Benjamín Menéndez y Antonio Domingo Bussi, fueron procesados como “partícipes necesarios” por la violencia de género perpetrada contra todas las mujeres detenidas en un centro clandestino de detención que funcionó en el penal de Villa Urquiza, en Tucumán, y por las violaciones sexuales sistemáticas sufridas por una adolescente de 19 años alojada en ese lugar, que logró sobrevivir y ha quedado con terribles secuelas físicas por aquellos ultrajes cometidos cada día por al menos ocho carceleros, entre ellos el entonces director de la cárcel, y que se repetían incluso cuando les advirtió que había quedado embarazada producto de aquellos ataques. Uno de sus violadores la hacía morder con los perros que tenía a su lado cuando se negaba a besarlo. Todavía tiene las marcas de las mordeduras.

El fallo fue dictado por el juez federal N 1 de Tucumán, Daniel Bejas. La sentencia es relevante porque analiza exhaustivamente la violencia de género sufrida por las mujeres en el marco del terrorismo de Estado. Y pone en evidencia, en línea con la Convención de Belem do Pará, que por su condición de mujeres además de haber sido víctimas de delitos de privación ilegítima de la libertad con apremios y vejaciones y tormentos agravados –como los demás detenidos varones–, habrían sufrido una violencia específica en razón de su sexo, lo que habría agregado un plus al daño generado por los delitos de que fueron víctimas.

El fallo que se conoce ahora fue firmado el 19 de mayo por el juez Bejas, a cargo de la instrucción de la causa “Fernández Juárez, María Lilia y Herrera, Gustavo Enrique s/ su denuncia por privación ilegítima de la libertad” (Expediente n 133/05 y causas conexas), en la que se investigaron las violaciones a los derechos humanos cometidas en el penal de Villa Urquiza, de San Miguel de Tucumán, donde funcionó un centro clandestino durante la última dictadura militar. El magistrado procesó a 13 ex represores, entre ellos Menéndez, en su condición de comandante del III Cuerpo de Ejército en el momento de los hechos investigados, y Bussi, entonces comandante de la V Brigada de Infantería del Ejército, con jurisdicción en las provincias de Tucumán, Jujuy y Salta. Menéndez y Bussi eran las máximas jerarquías de la última dictadura desde Córdoba hacia el norte del país. Bejas les imputa un abanico de delitos. Las acusaciones incluyen violación de domicilio, privación ilegítima de la libertad con apremios y/o vejámenes, torturas agravadas, tormentos seguidos de muerte y homicidio agravado, en perjuicio de al menos 33 varones y 10 mujeres. Lo novedoso es que tanto Bussi como Menéndez fueron procesados, además, como “partícipes necesarios” de la violencia de género que sufrieron las mujeres detenidas, y del delito de violación sexual agravada en grado reiterado (artículos 119 y 122 del Código Penal) en perjuicio de S.A.N., una adolescente que tenía 19 años cuando fue llevada al centro clandestino que estaba en el penal tucumano.

Puntualmente, el magistrado declara en el punto 7º de la sentencia que “las mujeres alojadas en el Penal de Villa Urquiza durante la vigencia del terrorismo de Estado habrían sido víctimas de actos que califican como las más graves y reprochables formas de violencia contra la mujer (art. 1 y 2 de la Convención de Belén do Pará), correspondiendo al Ministerio Público Fiscal ahondar su investigación a fin de visibilizar tales hechos en forma particular y específica”. La violencia de género es considerada dentro del delito de tortura.

La prueba testimonial recolectada en la instrucción determinó que las mujeres eran alojadas en un pabellón del penal de Villa Urquiza cercano al sector de la Panadería. Allí, destaca la sentencia, “habrían sido víctimas de numerosos y variados actos de violencia de género”. Algunas de ellas estaban embarazadas y otras con sus hijos. Según el testimonio de presos comunes, “habrían sido objeto de particulares maltratos, abusos y delitos sexuales”. Varias de las detenidas permanecían en celdas de aislamiento. Una de ellas, J.R.P., declaró que fue llevada al centro clandestino estando embarazada, y permaneció los primeros días incomunicada en una celda sola con régimen de aislamiento, a la que llegó en “un estado deplorable, ya que venía de haber sido torturada”. Contó que después le permitieron estar junto a su hija de ocho meses, que estaba en la cárcel con otros niños. Destacó que era “permanentemente torturada psicológicamente” y que “jamás estando embarazada” recibió atención ni trato adecuado a su situación. La mayoría de las detenidas, consideradas “peligrosas subversivas”, fueron luego trasladadas a la cárcel de Devoto, en la ciudad de Buenos Aires, y los niños, entre ellos una hija de J.R.P., fueron liberados en forma conjunta sin tener ella y sus compañeras la certeza de que fueran entregados a sus familiares como les decían. Precisamente, los militares “jugaban con esa incertidumbre para generar mayor temor en ellas”, dice la sentencia. Las fichas médicas recuperadas dan cuenta de al menos ocho nacimientos en cautiverio. Varias de las detenidas eran llevadas al despacho del director del penal, Marcos Hidalgo, donde eran abusadas sexualmente. Otra ex detenida-desaparecida declaró que en una oportunidad le solicitó a Hidalgo que sus hijas menores estuvieran con ella, como pasaba con otras internas; él accedió, le llevaron a sus hijas y le dieron otra cama y colchón. “Apenas dejaron las cosas, pasó Hidalgo y le propuso a la testigo que tuviera relaciones con él en compensación de los favores recibidos, también le dijo que si accedía él podía darle la libertad, a lo que la testigo se negó y a partir de ese momento el trato para con ella se endureció”, describe el fallo.

En los fundamentos del fallo, el juez Bejas “consideró importante” la “debida visibilización y consideración” de la violencia de género, “en virtud de las obligaciones internacionales asumidas por el Estado Argentino con relación a la investigación y juzgamiento de la violencia contra las mujeres durante la vigencia del terrorismo de Estado en el país”.



NI OLVIDO NI PERDÓN

viernes, 17 de junio de 2011

Otra vez los defensores del Terrorismo de Estado quieren acceder a una banca

Comunicado de Prensa


H.I.J.O.S. (Hijas e Hijos por la Identidad y la Justicia contra el Olvido y el Silencio) quiere hacer público su categórico repudio a la presentación a elecciones de la Lista 185, denominada "La Línea", la misma que hace cuatro años atrás, se hiciera llamar "Partido Reivindicación Histórica y Social" y cuyos miembros se autoproclamaron como "ex combatientes del Operativo Independencia" reivindicando el genocidio perpetrado en esa época.

Dicho partido actualmente y como en el 2007 pretende llegar a las urnas acoplado a la lista oficialista del gobernador José Alperovich. De hecho empapeló la ciudad con diferentes afiches apoyando el 3º mandato del actual gobernador.

El denominado Operativo Independencia", puesto en marcha en febrero de 1975, comandado por Acdel Vilas, primero, y Antonio Domingo Bussi, después, dio inicio a un plan sistemático de violaciones masivas de los Derechos Humanos en la provincia, que luego se extendió al resto del país. Las distintas fuerzas de seguridad, tanto provinciales como nacionales: Fuerzas Armadas, Policías Federal y Provincial, Servicio Penitenciario y Gendarmería Nacional, ejecutaron una secuencia de delitos que consistieron en secuestros, torturas y asesinatos.

El plan sistemático de Violaciones a los Derechos Humanos perpetrado en ese período y en la posterior Dictadura Militar (1976-1983), de ninguna manera constituyó una guerra, sino que fue la excusa para iniciar el aniquilamiento de una parte sustancial de la población argentina, lo que significó la comisión del Delito de Genocidio.

En el 2007 H.I.J.O.S. hizo pública esta misma denuncia y el gobernador calificó a tal acople como un “error”, dando de baja dicho acuerdo político, a poco de realizarse las elecciones que lo consagraron reelecto, ¿esta vez también se trata de un “error”?

O es que el gobernador de nuestra provincia, José Alperovich sigue siendo coherente con su política represiva dándole amparo entre sus filas a quienes directa o indirectamente reivindican el Terrorismo de Estado y los más aberrantes crímenes de lesa humanidad. Precisamente en esta lógica incorporó desde hace años a ex bussistas y funcionarios de la dictadura como Mauricio Guzmán, Sassi Columbres, Baillo, Canevaro y ahora a Miguel Brito y Javier Morof.

Con su lógica de acumulación de voluntades para lograr su tercer mandato, al gobernador Alperovich no le interesan las alianzas políticas que realiza con quienes formaron parte del aparato terrorista de Estado y que hoy, 35 años después, continúan reivindicando sus delitos.

Mientras en todo el país se sustancian juicios contra los responsables del Genocidio, y en cada uno de ellos se reafirma una y otra vez que no existió ninguna guerra sino el Terrorismo de Estado más sangriento que vivió nuestra historia, Alperovich cobija a quienes, en realidad, deberían estar brindando testimonio ante la Justicia de las torturas, secuestros y crímenes cometidos en Tucumán que comenzaron precisamente antes del Golpe de 1976, con el Operativo Independencia. Con sus testimonios podremos quebrar el pacto de silencio de las fuerzas armadas y parte de la sociedad civil, y así reconstruir el destino final de nuestros desaparecidos y hallar a nuestros hermanos apropiados.

La lista 185 que pregona “soldado no pidas perdón por defender a la patria” hace apología del delito y reivindica el Genocidio, las desapariciones, los secuestros de mujeres embarazadas, la tortura y los asesinatos.

Nosotros tampoco queremos que pidan perdón, Nosotros exigimos Justicia.


NO OLVIDAMOS - NO PERDONAMOS - NO NOS RECONCILIAMOS
JUICIO Y CASTIGO
H.I.J.O.S. Tucumán en la Red Nacional
16 años de lucha

lunes, 23 de mayo de 2011

El valioso testimonio de los ex conscriptos en los juicios

Carlos Tomás Macedra logró mantenerse en el anonimato durante 35 años. Ex conscriptos que declararon en la causa de Campo de Mayo lo identificaron como el asesino de Florencia Villagra y el secuestrador de Gustavo Cabezas, y fue detenido. El relato desde adentro.
Por Victoria Ginzberg


El 10 de mayo de 1976, Gustavo Alejandro Cabezas y Florencia María Villagra estaban repartiendo panfletos en una plaza de Martínez cuando fueron abordados por un grupo de la Sección Segunda de la Compañía Demostración de la Escuela de Comunicaciones de Campo de Mayo a cargo del teniente primero Carlos Tomás Macedra. A Gustavo lo subieron a un auto y se lo llevaron. Florencia logró desprenderse del soldado que la sujetaba y empezó a correr. Recibió un disparo en la espalda y murió. El relato del hecho figura en la declaración de José Luis Aguas, que en ese momento era un conscripto. Aguas vio y sintió cómo ella se apagaba. La agonía duró un minuto. Hasta que dejó de respirar. Al rato llegó la policía. Un agente se acercó, se agachó al lado del cuerpo e intentó sacarle el reloj y una cadenita. Aguas le mostró la pistola. “Si la tocás, te mato”, lo amenazó.

Macedra está preso. Fue arrestado hace diez días. Había logrado pasar desapercibido durante 35 años. Su nombre no figuraba en la lista de represores denunciados por los organismos de derechos humanos. No fue reconocido por los sobrevivientes, pero ahora fue mencionado por los conscriptos que están declarando en la causa en la que se investigan los crímenes cometidos en Campo de Mayo. Estos nuevos testigos permitieron acceder a datos y responsables hasta ahora ocultos y, en este caso, reconstruir en detalle el operativo en el que se secuestró a Gustavo Cabezas y se asesinó a Florencia María Villagra.

Los dos jóvenes fueron interceptados el 10 de mayo de 1976 por un grupo de uniformados en la plaza de Martínez. Eso lo narró el mismo día del hecho José Carballo, que estaba con los chicos mientras repartían o pegaban unos volantes alrededor de la plaza. Carballo, que desapareció el 3 de junio de ese año, logró evadir la patrulla del Ejército y fue a la casa de Thelma Jara de Cabezas –la mamá de Gustavo– a avisar que se habían llevado a sus compañeros.

Aguas relató ante el tribunal que abordaron a Gustavo y Florencia porque mientras patrullaban por la zona su jefe los identificó como “sospechosos”. “El chico era joven, no tendría 18 años, de pelo medio largo, de tez blanca. Y la chica de la misma edad, muy bonita de cara, tenía una campera de jean tipo Lee. Macedra los separa y comienza a interrogar. Estaban muy nerviosos y lo que decían no coincidía”, narró Aguas.

–Estos hijos de punta algo traen, fijate debajo de los autos si hay panfletos o algo que hayan tirado por ahí –le dijo Macedra a Aguas.

El conscripto vio pegatinas en algunas fachadas que hablaban de una reunión universitaria o política. Cuando miró debajo de los autos, vio una bolsa pequeña, pero intentó disimular. Debajo del camión había otra que Macedra también vio, así que no la dejó pasar. El jefe le dijo que la levantara y volviera a la plaza.

Gustavo y Florencia estaban rodeados por soldados. Macedra sacó su 45, le pegó al joven en la cabeza y le dijo: “Hijo de puta, vas a cantar todo lo que sabés”. Los conscriptos se sorprendieron, se quedaron “pasmados” (en palabras de Aguas). El chico sangraba. Lo subieron a la camioneta boca abajo. Florencia logró zafarse de la persona que la estaba sujetando y salió corriendo. Avanzó treinta o cuarenta metros, hasta que Macedra sacó su pistola y gritó: “Parate o te mato”. Tiró dos disparos hacia arriba. El tercero fue hacia el centro de la espalda de la chica, que cayó al piso. Dos soldados, que venían corriendo desde la camioneta, se quedaron paralizados a unos quince metros de Florencia. Aguas se acercó al cuerpo. Florencia jadeaba. El charco de sangre era grande.

El soldado le dijo a Macedra que estaba viva y que había que llamar a una ambulancia. “No, dejá, yo sé dónde le pegué”, fue la respuesta. Aguas se quedó a su lado mientras agonizaba e impidió que un policía rapiñara el cadáver. No vio qué pasó con Gustavo. Un compañero le dijo que lo habían subido a un patrullero.

Cuando llegaron al cuartel, los conscriptos comentaron entre ellos lo que había pasado. Los que se habían quedado dijeron que lo habían escuchado por radio. Que lo habían informado como un enfrentamiento. Los que acababan de llegar aseguraron que no había sido así. Era de madrugada y se fueron a dormir. A las seis de la tarde, Macedra juntó a todo el grupo. “Quiero que sepan que matar a una persona no es nada grato, yo también estoy mal por el hecho sucedido, pero gracias a las declaraciones del detenido hemos encontrado esta bandera y en un domicilio un polígono de tiro”, les dijo y desplegó una bandera del ERP. (Gustavo y Florencia militaban en la Unión de Estudiantes Secundarios, UES, vinculada con Montoneros). Los soldados se mantuvieron en silencio. Macedra agregó: “Ustedes vieron que me tuve que defender, pues me disparó con el treinta y ocho que llevaba en su cartera”. Y se fue. Los conscriptos coincidieron en que lo que decía Macedra no era cierto, pero que era la versión que debían dar para no tener problemas si alguien preguntaba. Muchos estaban nerviosos y no querían salir a patrullar nunca más.

Una colimba particular

“Con esta declaración y la detención de Macedra queda comprobada la importancia de los testimonios de los que hicieron la conscripción en aquellos años. Demuestra que los oficiales y su-boficiales van presos. Tanto los querellantes como los familiares de las víctimas creemos que los conscriptos no tenían más opción que estar ahí, ellos no tienen responsabilidad, incluso hay colimbas desaparecidos, pero necesitamos que se acerquen para que nos ayuden a saber qué pasó con nuestros familiares”, dijo a Página/12 Daniel Cabezas, hermano de Gustavo, que impulsa junto con abogados y familiares de desaparecidos en Campo de Mayo una campaña para que los ex conscriptos se presenten como testigos. A diferencia de la ESMA, en Campo de Mayo hay pocos sobrevivientes y el relato de los ex soldados obligados puede revelar nombres de represores desconocidos o detalles sobre el destino de las víctimas, como en este caso.

Durante su declaración, Aguas narró que entró al Servicio Militar a principios de 1976. Fue destinado a la Escuela de Comunicaciones con asiento en Campo de Mayo y luego al Arsenal Esteban De Luca, en Boulogne. Apenas llegado, le informaron que habría un golpe de Estado. Le enseñaron a entrar en viviendas y desplazarse en patrullas por la ciudad. Golpeaban domicilios, revisaban personas, entraban a hoteles transitorios de la Panamericana, entre otras cosas. “Una vez –contó– se detuvo a una persona porque no tenía documentos y así fue que se detuvo a varias, que eran trasladadas a la comisaría de Boulogne. Casi siempre era a esa comisaría y muy rara vez a la de San Isidro y José León Suárez. Cuando pasábamos por las comisarías dentro del patrullaje, algunos policías decían que alguna persona que habíamos detenido, que no era nadie en especial, no la veríamos más. Primero creí que era una bravuconada, pero después nos dimos cuenta, cuando de- saparecieron dos compañeros de comando y servicios, cuyos nombres no recuerdo, que aquello podía ser cierto.”

Aguas reveló que durante uno de esos “patrullajes” Macedra violó a una chica que había detenido en un “control de autos”. Que él y sus compañeros estuvieron como “grupo de apoyo” en un operativo en la zona de Martínez donde murieron dos personas y que también los llevaron a un sitio donde, según les dijeron, estaba escondido Mario Roberto Santucho, el líder del ERP. Allí se limitaron a mirar, pero “cuando terminó el hecho un grupo de soldados que actuó ingresó a la casa y cuando salían, muchos de ellos vomitaban. Se rumoreaba que en el lugar se encontró un matrimonio, un bebé y otra chica más. Los soldados se preguntaban qué grupo de extremistas estábamos buscando si era una familia”.

El testigo no tuvo contacto con los sitios que, dentro de Campo de Mayo, fueron usados como centros clandestinos de detención. No vio tampoco a secuestrados pero aclaró que cuando hacían guardia, nadie quería que le tocara el puesto 6 porque desde ese lugar se escuchaban gritos de lamentos y de personas que pedían ayuda.


jueves, 19 de mayo de 2011

CAIN

Por Miguel Angel Molfino *


La primera noche que siguió al crimen que cometiera contra su hermano, Caín quiso descansar, y así lo hizo. Se arrebujó en una piel de cabra y durmió. Soñó que volaba, como las aves, y su vuelo era bueno. Vieron sus ojos la tierra, allá abajo, y deseó arrojarle una piedra. Su mano poseía mano de piedra, quitóse entonces la mano y dejó que cayera sobre los campos. Cuando su mano golpeó sobre la tierra, un gran resplandor borró el sol, y como empujado por un trueno empezó a crecer un gigantesco hongo de humo, sangre y llanto. Escuchó su voz pronunciando una palabra desconocida: “Hiroshima”. Caín despertó sobresaltado y empapado en sudor.

“Sigo creyendo que el mío fue uno de los mayores aportes a la paz” (Paul W. Tibbets, piloto del B-29 de la Fuerza Aérea de EE.UU que arrojó la bomba atómica sobre un blanco poblado. Hiroshima, 6 de agosto de 1945).

“Los rayos térmicos atravesaron todas las capas de la piel: tanto la grasa como los fluidos del cuerpo se evaporaron y dañaron los intestinos. La piel se desprendía como la cáscara de una papa hervida” (Historia Cínica proporcionada por el Hiroshima Genbaku Irioshi).

El amanecer fue rojizo y desapacible. Caín se irguió y contempló el llano vacío. Temió a un sueño y lo desechó. Tenía hambre y sed. Cuando la luz del sol fue pareja sobre la tierra, Caín apretaba un pájaro en su mano. Lo apoyó sobre la húmeda arenilla, y hundiendo sus poderosos dedos en la pechuga del ave, desgarró la carne emplumada. Comió de ella cuanto pudo y dejó los restos dispersos.

Eligió un punto cualquiera del horizonte y echó a andar en el desierto. Caín, a poco de reiniciar su camino, divisó en la lejanía algo que parecía un campamento extenso, reverberando entre el polvo.

Encontrándose ya a pocos metros alcanzó a ver un cartel de hierro negro y oxidado, arriba, como frontispicio, en el que se leía: arbeit macht frei (El trabajo os hará libres).

Las construcciones pobres, de madera, traían olores a carne podrida. Una enorme mancha de ratas se movía con celeridad, chillando, arrastrando un dedo humano o la oreja de un niño. Aterrorizado, sin comprender, Caín lanzó un alarido. Y su grito pareció reavivar el chillido de las ratas. Temblando, su mirada reparó en un cartel que decía: Auschwitz.

“Un SS alza a un pequeño por los pies y lo arroja al aire mientras otro tira sobre ese blanco viviente. Más allá, un SS arranca un bebé de los brazos de su madre y lo desgarra en dos, sujetándolo de una pierna y manteniendo la otra bajo su pie.” (Testimonio de un sobreviviente del campo de exterminio de Auschwitz.)

Caín grita, teme la noche que llegará, que ya se insinúa detrás de las piedras.

Hace frío, Caín se envuelve en la piel de cabra. Penosamente se duerme. Sueña con hombres amarrados y sus ojos tapiados por trapos sanguinolentos. Todo es oscuro. Se escuchan gemidos, los trae el viento de la madrugada, hay ayes y respiraciones agónicas. Hay sombras que se mueven. De esas sombras brotan truenos, fuego y más dolor. Los hombres maniatados gritan, se retuercen y caen. Caín trata de alejarse de la escena, pero no puede. Entonces logra palabras desconocidas para él. Dice: Margarita Belén. El 17 de mayo de 2011 fue un luminoso día de Justicia. Ocho responsables directos de la Masacre de Margarita Belén fueron condenados a cadena perpetua en cárcel común. Se esperaron 35 años. La Historia y la Justicia suelen ser pacientes. Aún faltan hallarse cuatro fusilados desaparecidos e identificar a la totalidad de los genocidas que integraron el grupo.

* Escritor y periodista chaqueño. Su último libro es Monstruos perfectos.

LA MASACRE DE MARGARITA BELÉN TUVO SU CLARO DÍA DE JUSTICIA

Fallo histórico en Chaco:
condenaron a genocidas de la Masacre de Margarita Belén


El Lunes fue otro día histórico: el Tribunal Oral en lo Criminal Federal de Resistencia condenó a prisión perpetua a ocho genocidas de la Masacre de Margarita Belén por 11 homicidios y 4 secuestros, cometidos en la madrugada del 13 de diciembre de 1976.

Esa noche, 22 presas y presos políticos que estaban detenidos en la alcaidía policial de Resistencia fueron fusilados por personal de la VII Brigada del Ejército, a cargo del general Cristino Nicolaides, en las cercanías de la localidad de Margarita Belén. Antes de la ejecución, fueron torturados de manera brutal. Algunos de los hombres fueron castrados y varias mujeres violadas. La versión oficial sostuvo que las víctimas habían muerto a causa de un enfrentamiento con “delincuentes subversivos”, mientras eran trasladadas a la unidad penitenciaria Nº 10 de Formosa.

Los represores condenados son los ex militares Horacio Losito, Luis Alberto Patetta, Aldo Martínez Segón, Jorge Carnero Sabol, Athos Rennes, Ricardo Reyes, Germán Riquelme y Ernesto Simoni. Desde H.I.J.O.S. exigimos que las condenas sean cumplidas en cárcel común. El ex policía Alfredo Chas fue absuelto por falta de pruebas suficientes, pero está condenado por todo el pueblo por asesino.

A más de 34 años de la Masacre, los jueces impartieron justicia por los compañeros: Patricio Blas Tierno, Néstor Carlos Sala, Carlos Zamudio, Luis Ángel Barco, Roberto Yedro, Delicia González, Luis Díaz, Fernando Piérola, Raúl Caire, Julio Pereyra, Carlos Alberto Duarte, Carlos Tereszecuk, Manuel Parodi Ocampo, Luis Arturo Fransen, Ema Beatriz Cabral, Soñéz Reinaldo Zapata, Mario Cuevas y los cinco compañeros que todavía no pudieron ser identificados. Todavía hay familiares que siguen buscando los restos de las víctimas.

Esta sentencia es histórica y puso fin a la impunidad de uno de los hechos más emblemáticos de la última dictadura cívico-militar. Era una de esas masacres que se sabían en todo el pueblo, pero la Justicia no condenaba. Hasta hoy.

Este fallo nos alienta a seguir luchando por más Juicio y Castigo a los genocidas. Se está empezando a avanzar también sobre la complicidad de los civiles en el genocidio, participación absolutamente necesaria para cometer los crímenes de lesa humanidad. Exigimos que se avance en este sentido, profundizando la lucha emprendida por todos nosotros desde hace tantos años.

Este día quedará marcado para siempre en la historia, porque una vez más demostramos que la mentira no es eterna, que la verdad triunfa, que la impunidad se puede terminar y que la Justicia es necesaria y reparadora.


30.000 COMPAÑEROS DETENIDOS-DESAPARECIDOS

PRESENTES!!

AHORA Y SIEMPRE!!


H.I.J.O.S. Tucumán en la Red Nacional

miércoles, 6 de abril de 2011

ROBO DE BEBÉS: continua el Juicio por el plan sistemático de apropiación de hijos de desaparecidos

EL PABLO DIAZ DIO SU TESTIMONIO AYER EN LA CAUSA SOBRE EL PLAN SISTEMATICO PARA APROPIARSE DE HIJOS DE DESAPARECIDOS. Por Alejandra Dandan
PARIR EN EL POZO DE BANFIELD

Acababan de preguntarle si para los guardias la situación de las embarazadas podía pasar inadvertida. Pablo Díaz dijo que no. Que a tal punto no pasaban inadvertidas que a ellos, que eran los más chicos, los secundarios de 15 o 16 años, les dieron el trabajo de cuidarlas. “Y una vez, (el médico represor Jorge) Bergés entró diciéndoles a los guardias que respondan a nuestros llamados, que las embarazadas en el centro clandestino eran como las ‘joyas de la abuela’.” Pablo Díaz llevaba tiempo en el Pozo de Banfield, en una celda a la que por sus dimensiones no se atreve ni siquiera ahora a nombrarla así. Permanecía tirado en el piso. Había sido secuestrado en la madrugada del 21 de septiembre de 1976, a pocos días de otros estudiantes secundarios de La Plata, lo que después se recordó como La Noche de los Lápices. Pasó por el pozo de Arana y después por ese espacio que reconoció años más tarde, en Banfield, donde no le hicieron más interrogatorios porque los que estaban ahí sólo esperaban el turno para morir. Ayer volvió a contar su historia ante el Tribunal Oral Federal 6, esta vez a la luz del juicio por el plan sistemático de robo de bebés. En los Tribunales de Retiro habló de tres embarazadas de las que supo o con las que tuvo contacto, entre ellas Gabriela Carriquiriborde, a quien pusieron en su celda a comienzos de diciembre de 1976 hasta que llegó el momento del parto. “Cuando cerraron la puerta lo primero que vi fue esa figura muy chiquita, casi de mi edad, de 21 o 22 años, con vendas y sogas que le colgaban –dijo Pablo–. Me habían dado los trapos para que la limpie. Le salía líquido de la vagina. Ella se limpiaba y me daba los trapos. Y cuando venían los guardias, les pedía que me los cambien para seguir limpiándola.” Estaban en el último piso del centro clandestino. Hasta entonces, Pablo había permanecido todo el tiempo atado, las manos en la espalda, la venda que al comienzo era un pulóver a esa altura eran algodones apretados con una cinta elástica. Comía una vez cada tanto. En 90 días se bañó dos veces. Hacía mucho calor, estaban desnudos, los guardias les robaban las ropas. El miedo le impidió hablar en voz alta durante los primeros quince días de su estadía en el centro. Cuando lo hizo, preguntó en voz alta por los que estaban ahí. Empezó a darse cuenta de que estaban muchos militantes de la UES, entre ellos Claudia Falcone, ubicada en la celda de atrás, del otro lado de la pared. Cuando Gabriela entró a su celda supo que en algún lugar estaba su marido: “Estoy con mi esposo, llamalo por favor”, me dice. –¡¡Jorge!! ¡¡Jorge!!” Dijo Pablo, y alguien contestó. –¡Yo estoy con Gabriela, tu esposa! ¡Y voy a cuidarla! Pablo nunca vio a Jorge, aunque varias veces hablaron a la distancia. Tenía que limpiar a Gabriela y darle de comer. Bergés le había dicho que golpeara las puertas cuando empezaran las contracciones. Que llamara inmediatamente a los guardias. Como Pablo no sabía qué eran las contracciones, preguntó a la cadena de voces: “¿Cuándo empiezan? ¿Cómo nos damos cuenta?” “De pronto empecé a golpear la celda porque Gabriela decía: ‘¡Ahí viene mi hijo! ¡Viene mi hijo!’. Yo me asusté. Todos nos desatamos, y empezamos a golpear las puertas porque le venía el hijo, porque lo quería tener”. La guardia también gritó. “Yo estaba sin la venda, entraron, me tiran contra la pared, yo ya no caminaba; estaba casi arrastrándome, me tiraron y me dijeron: ‘Vos vendate’.” En ese momento, sacaron a Gabriela arrastrándola en algo con ruido a chapa. Alguno gritaba: ¡Llamen al doctor! ¡Llamen a la Jefatura! ¡Llévenla a la sala de parto! “Yo le seguía gritando a Gabriela que se calme, y en un momento, cuando la iban a bajar se cae de la chapa y hace ruido, la guardia se pone como loca: ¡Nos van a matar a todos si le pasa algo!” La fiscalía y las querellas buscaron que Pablo diera cuenta de la sistematicidad de esas prácticas. Ahí encontró sentido la frase sobre “las joyas de la abuela”. O las medidas de precaución que los guardias tomaban con las embarazadas. O un testimonio de Bergés en el que les dice a los guardias que si quieren divertirse usen a las chicas, pero que no toquen a las embarazadas. O los datos sobre el área de partos que funcionaba en el lugar. La defensa intentó argumentar que Bergés era quien tomaba las decisiones sobre esas mujeres y sus cuerpos. Cuando el ruido pasó, terminó el relato Pablo, de pronto se hizo un silencio: “Todos nos quedamos como llorando, y al rato escucho el llanto de un bebé”. Cuando volvieron los guardias, les preguntaron qué había pasado. “Nos dijeron que nos quedáramos tranquilos: ‘La vamos a llevar a una granja. ¡No saben lo que es la granja! ¡Está bárbara! ¡Ahí tienen de todo, es lo mejor que les podía pasar!’ Así que brindamos –dijo Pablo–, nos pusimos contentos: y nunca más volvimos a saber de ellos”. Durante el tiempo que estuvo con Gabriela, Pablo supo poco de su vida. “No hablábamos de eso –dijo–, ella me decía: ‘Pablo, vas a ser el padrino’”. Jugaban. Gabriela le agarraba la mano y la ponía en la panza. “Decile a Jorge que lo escuchás”, le pedía. Y entonces Pablo volvía al juego de las voces: –¡Jorge, lo escucho! –¡Está latiendo! -¡Se está moviendo! Y Jorge respondía: Cuidala, decía. Limpiala. Después del parto, dejó de escuchar a Gabriela, al niño, pero también dejó de escuchar a Jorge. “De repente no tengo más registro, ni su voz ni su presencia.” Seis días después, una embarazada llegaba a la celda de otra prisionera. Era Stella Maris Montesano de Ogando, que en esos días dio a luz a su hijo, pero en su caso volvió al pabellón. Estaba infectada, le habían dicho que se llevaban a su hijo a un lugar para que pudiera estar mejor, y le dejaron el cordón umbilical. “¡No puede ser!”, le decía Pablo a Claudia pared de por medio. Stella Maris tenía una infección que ni siquiera estaba revisando el médico represor. Dos días antes de Navidad, entró una nueva parturienta. En este caso la llevaron a la celda de Claudia Falcone. Era Cristina Navajas de Santucho, Pablo Díaz la vio de filón el día en el que dejó el centro clandestino, el 26 de diciembre de 1976, cuando les pidió a los guardias despedirse de Claudia Falcone. “Me ponen enfrente de Claudia, cuando cierran la puerta me levanto el pulóver y la veo desnuda, atada y ahí es cuando me dice que nunca iba a poder ser mujer porque la habían violado... teniendo 16 años.” Pablo pasó dos meses más como desaparecido antes del blanqueo en la Unidad 9 de La Plata. Tiempo después entendió qué significaba la palabra desaparecido, cuando envió a una de sus hermanas a la casa de los Falcone, intentando avisarle a Claudia que él no estaba libre sino que seguía detenido.

NI OLVIDO NI PERDÓN

martes, 1 de marzo de 2011

LADRONES DE BEBÉS: Comenzó el juicio por el plan sitemático de robos de niños en la dictadura

Por Alejandra Dandan para Pagina 12
Las cámaras lograron durante el desarrollo de la audiencia lo mismo que la jueza María del Carmen Roqueta había conseguido en los primeros momentos del juicio: mostrar a los represores en un primer plano incómodo mientras se iban leyendo uno a uno los 34 casos de hijos nacidos en cautiverio o apropiados durante los años de la dictadura militar. Roqueta nombró al comienzo a los ocho acusados, a los que fue llamando por su nombre; cada uno respondió, en algún caso hubo quien se paró de la silla o levantó la mano para mostrarse. Entre ellos, dos de los ex presidentes de facto, Jorge Rafael Videla y Reynaldo Bignone. Las cámaras del Incaa luego los siguieron de cerca. Casi sin respiro, mostraron el cabeceo con el que Videla parecía esconderse detrás de vaya a saberse qué sueño y a Bignone asaltado repentinamente por planos cortos después de los cuales cambiaba incómodamente la posición de sus piernas, su único espacio de libertad.

El juicio oral que finalmente comenzó en los tribunales de Comodoro Py tuvo como punto de origen una denuncia del 30 de diciembre de 1996 de Abuelas de Plaza de Mayo, impulsada por Estela de Carlotto y María Isabel “Chicha” Chorobik de Mariani que ayer, pese a su ceguera y al estado de salud, se aproximó para estar presente con sus anteojos oscuros en este comienzo de juicio. Pese a haber quedado excluida del alcance de las leyes de impunidad, la causa conocida como el Plan sistemático de robos de bebés recién empieza a cerrarse con dos de sus principales acusados, como Emilio Massera y Cristino Nicolaides, muertos. Abuelas había impulsado aquella primera denuncia, entre otros delitos, por sustracción y ocultación de menores, ese aspecto de la represión ilegal que ayer se nombró como la “Cuestión de los niños”, una de las dimensiones de la dictadura urdida por las Fuerzas Armadas durante la marcha para “solucionar” de modo sistemático el problema de los menores que nacían en cautiverio o habían sido secuestrados con sus padres.

Entre los acusados, además de Videla y Bignone, están Antonio Vañek; Jorge Eduardo “El Tigre” Acosta, Santiago Omar Riveros, Rubén Oscar Franco y como autores materiales Juan Antonio Azic y el médico Jorge Luis Magnacco.

Tras ese comienzo, el TOF dio paso a la lectura de la acusación de la fiscalía de primera instancia, uno de los protocolos de toda apertura de juicio, pero que en este caso mostró ante la sala el interior de las maternidades clandestinas con la fuerza de la letra descarnada, quizá potenciada por la presencia de muchos de esos hijos de aquellos padres asesinados o desaparecidos por la dictadura, presentes metros atrás, entre el público de la sala.

“Es verdad que del examen del plan original no se advierte una dimensión que contemple la ‘cuestión de los menores’, pero justamente ese tópico emergió ‘durante’ de la represión –recapituló una de las secretarias–. Y por eso se improvisaron verdaderas ‘maternidades’ ubicadas en sitios estratégicos para responder a una cuestión natural: los embarazos de las detenidas y, más aún, se establecieron criterios de ‘asignación’ de los menores.”

La acusación de la elevación a juicio elaborada por el fiscal Federico Delgado fue así el punto de partida de un proceso por el que pasarán en los próximos ocho meses unos 370 testigos. La acusación intentó plantear el desarrollo de las maternidades clandestinas como una práctica sistemática. Mostró el montaje, describió los cuartos donde se instaló a las embarazadas, las vendas con las que les cubrían los ojos, las horas que algunas pudieron permanecer con sus hijos, pero además el robo y reubicación de esos niños y la aniquilación casi en todos los casos de sus padres. Una dimensión del plan general de la represión que la fiscalía en su momento presentó como “el gran secreto del ‘Proceso de Reorganización Nacional’”: “Ese plan tenía un fin –se recordó–: penetrar en todas las esferas de la sociedad civil para ‘normalizar’”, y “normalizar era redefinir a los sujetos conforme un elaborado ‘tipo ideal’: a la reformulación del otro que era su negación, no había alternativa, se ‘era como se debía ser’, o ‘no se era’”. Y es para eso “que se edifica el criterio para ‘asignar’ a los niños nacidos en cautiverio, había que cortar sus lazos de sangre para que ‘sean’ conforme al imaginario social que subyacía al régimen político”.

ESMA

1. Hijo de Patricia Julia Roisinblit y de Rodolfo Pérez Rojo: Patricia dio a luz el 15 de noviembre de 1978. En junio de 2004 se determinó que Guillermo Francisco Gómez es hijo de Patricia Roisinblit.

2. Hija de María del Carmen Moyano de Poblete y de Carlos Poblete: María del Carmen dio a luz en junio de 1977. Fue “trasladada” con destino desconocido.

3. Hijo de Liliana Clelia Fontana Deharbe y de Pedro Fabián Sandoval: Liliana Clelia dio a luz entre diciembre de 1977 y febrero de 1978. A Alejandro Sandoval se le restituyó su identidad en julio de 2006.

4. Hija de María Hilda Pérez de Donda y de José María Laureano Donda: María Hilda dio a luz en agosto del ’77. En septiembre de 2004 se determinó que su hija es Victoria Donda.

5. Hijo de Ana de Castro y de Hugo Alberto Castro: Ana dio a luz en junio del ’77 y luego fue “trasladada”, desconociéndose su destino.

6. Hija de Susana Leonor Siver de Reinhold y de Marcelo Reinhold: Susana estaba en la ESMA pero en enero de 1978 la llevaron al Hospital Naval. Nació por cesárea una niña a quien llamó Laura. La niña sigue desaparecida.

7. Hija de Miriam Ovando y de Raúl René De Sanctis: Miriam dio a luz a un bebé en el mes de julio de 1977 en la ESMA, desconociéndose el destino.

8. Hijo de Liliana Carmen Pereyra y de Eduardo Cagnola: Liliana estuvo en la Base de Buzos Tácticos de Mar del Plata y fue “trasladada” a la ESMA, donde dio a luz en febrero de 1978. El hijo está desaparecido.

9. Hijo de María Graciela Tauro y de Jorge Rochistein: María Graciela dio a luz en setiembre de ’77. Ambos se encuentran desaparecidos.

10. Hija de Susana Beatriz Pegoraro y Rubén Santiago Bauer: dio a luz en diciembre de 1977 y luego fue “trasladada” con su beba a un destino desconocido.

11. Hijo de Alicia Elena Afonsín de Cabandié y de Damián Abel Cabandié: Alicia Elena estuvo en El Banco y luego en el Club Atlético. En febrero de 1978 fue “trasladada” a la ESMA, donde tuvo a un varón en el mes de marzo de 1978 a quien le dio el nombre de “Juan”. El niño fue retirado a los pocos días de nacido. El 23 de enero de 2004 se confirmó como hijo a quien hoy es Juan Cabandié.

12. Hija de Silvia Dameri y de Orlando Antonio Ruiz: Silvia dio a luz a Laura, entre los meses de septiembre de 1980 y enero de 1981. En febrero de 1999, la niña recuperó su identidad.

Campo de Mayo

13. Hijo de Norma Tato y de Jorge Casariego: Norma dio a luz asistida por otra detenida médica conocida como “Yoli”. Permaneció 24 horas con su niño. Ambos están desaparecidos.

14. Hijo de Silvia Mónica Quintela Dallasta y de Abel Pedro MadariagaSilvia: Mónica dio a luz a fines de julio o principios de agosto de 1977. Su hijo fue restituido el año pasado.

15. Hijo de Rosa Luján Taranto y de Horacio Antonio Altamiranda: Rosa estuvo en El Vesubio y fue derivada al Hospital Militar de Campo de Mayo, donde en agosto o septiembre de 1977 dio a luz. El niño permanece desaparecido.

Pozo de Banfield

16. Hija de María Eloísa Castellini y de Constantino Petrakos: María Eloísa dio a luz alrededor del 10 de abril de 1977. Ambas están desaparecidas.

17. Hijo de Stella Maris Montesano y de Jorge Oscar Ogando: Stella Maris dio a luz en diciembre de 1976 a “Martín”. Ambos están desaparecidos.

18. Hijo de Gabriela Carriquiriborde y de Jorge Orlando Repetur: Gabriela dio a luz en diciembre de 1976, desconociéndose el paradero de ambos.

19. Hija de Aída Cecilia Sanz Fernández y de Eduardo Gallo Castro: Aída dio a luz el 27 –o 31– de diciembre de 1977 a quien llamó Carmen. En junio de 1999 se determinó que María de las Mercedes Fernández era en realidad María de las Mercedes (“Carmen”) Gallo Sanz.

20. Hija de María Asunción Artigas Nilo de Moyano y de Alfredo Moyano: El 25 de agosto de 1978 nació Verónica Leticia. La niña permaneció a su lado por unas horas. Fue recuperada en enero de 1988.

21. Hijo de Yolanda Iris Casco Ghelpi y de Julio César D’Elía Pallares: Nació en diciembre de 1977 o principios de enero de 1978. En enero de 1995 se estableció que Carlos Rodolfo De Luccia era Carlos D’Elía Casco.

22. Hija de Mónica Sofía Grinspon y de Claudio Logares: Paula Eva Logares fue secuestrada el 18 de mayo de 1978 a los 23 meses de edad con sus padres en Uruguay. Los padres fueron “trasladados” al Pozo de Banfield, previo paso por la Brigada de Investigaciones de San Justo. La niña fue separada. Finalmente se la identificó en junio de 1984.

23. Hijo de Inés Beatriz Ortega de Fossati y de Rubén Leonardo Fossati: Inés dio a luz a Leonardo, que fue separado un día después. El 11 de agosto de 2005 se confirmó que Leonardo Fossati es hijo de Ortega y Fossati.

Otros

24. Hija de Elena De la Cuadra y Héctor Carlos Baratti: Elena dio a luz a Ana Libertad el 16 de junio de 1977 en un calabozo de la Comisaría 5ª de La Plata. Nunca más se supo de ella.

25. Hijo de Laura Estela Carlotto y de Horacio Fontán: Laura Estela fue llevada el 25 o 26 de junio de 1978 de La Cacha al Hospital Militar Central, donde dio a luz a Guido. Estuvo con el bebé por cinco horas, fue separada de su hijo. Permanecen desaparecidos.

26. Hija de María Elena Isabel Corvalán y de Mario César Suárez Nelson: María fue alojada en la Cacha y a fines de junio de 1977 fue “trasladada” para dar a luz a Lucía, de quien fue separada.

27. Hijo de Sara Rita Méndez Lompodio y de Mauricio Gatti Antuña: A Sara la secuestraron con su hijo de 20 días Simón Antonio Riquelo. A ella la llevaron a Orletti y de él no tuvo más noticias hasta marzo del año 2002, cuando recuperó su identidad.

28. Hija de María Claudia García Iruretagoyena y de Marcelo Gelman: María Claudia estuvo secuestrada en Orletti. Estaba con un embarazo de siete meses y su hija nació entre el 20 de octubre y el 11 de noviembre de 1976. En junio de 2000 se identificó a Macarena Gelman como su hija.

29. Hija de María Emilia Islas Gatti y de Jorge Roberto Zaffaroni Castilla: Mariana Zaffaroni fue secuestrada el 27 de septiembre de 1976 con sus padres. Todos estuvieron en Orletti. Luego la niña fue separada. Los padres se encuentran desaparecidos. Daniela Romina Furci fue reconocida en julio de 1991 como Mariana Zaffaroni Islas.

30 y 31. Hijos de Victoria Grisonas y de Roger Julien: Anatole y Eva Julien Grisonas fueron separados de su madre el 26 de septiembre de 1976 y trasladados a Orletti. Fueron abandonados y sin documentos en la plaza O’Higgins de la ciudad de Valparaíso, Chile, el 26 de diciembre de 1976.

32. Hija de Hilda Ramona Torres y de Roque Orlando Montenegro: Hilda Victoria Montenegro fue secuestrada en febrero de 1976 y separada de sus padres cuando tenía 13 días, desconociéndose el lugar donde fue derivada. En julio de 2000 se determinó que María Sol Tetzlaff Eduartes era en realidad Hilda Victoria Montenegro.

33. Clara Anahí Mariani (hija de Diana Esmeralda Teruggi de Mariani y de Daniel Mariani). Clara Anahí tenía tres meses cuando fue separada de su madre, el 24 de noviembre de 1976. Continúa desaparecida.

34. Hija de Gertrudis Marta Hlaczik y de José Liborio Poblete: Claudia Victoria Poblete fue secuestrada cuando tenía 8 meses con su madre en 1978. En diciembre de 1999 se estableció que Mercedes Beatriz Landa era Claudia Victoria Poblete Hlaczik.
NO OLVIDAMOS
NO PERDONAMOS
H.I.J.O.S. Tucumán

viernes, 18 de febrero de 2011

EL ÚNICO LUGAR PARA UN GENOCIDA ES LA CÁRCEL

URGENTE!!!
La vergonzosa Cámara de Casación Penal manda a la casa a los únicos 2 genocidas que estaban en Villa Urquiza.

COMO A LOS NAZIS LES VA A PASAR, A DÓNDE VAYAN LOS IREMOS A BUSCAR!!




NI OLVIDO - NI PERDÓN

Genocidas condenados, de Villa Urquiza a sus casas

Comunicado de Prensa

Desde Tucumán queremos manifestar nuestro más enérgico repudio ante la resolución tomada por la Cámara de Casación Penal, la que con una rapidez inusual, revocó el cumplimiento de las condenas en CARCELES COMUNES de los genocidas Roberto “el tuerto” Albornoz y Luis Armando De Cándido, concediéndoles el beneficio de irse a sus casas a cumplir con sus sendas condenas por crímenes de lesa humanidad.
Esta marcada intencionalidad de favorecer a los genocidas responsables del Terrorismo de Estado tiene varios lamentables antecedentes a lo largo y ancho del país, fue esta misma Cámara la que el año pasado excarceló a Astiz y al Tigre Acosta, dándose el lujo de resolver las formas de cumplimiento de las penas, sin resolver antes el fondo de la cuestión. Desdoblando de esa manera los procesos, descontextualiza las decisiones tomadas por los Tribunales Orales.

El TOF de Tucumán evaluó las declaraciones de testigos, y el riesgo inminente que estos corrían en el caso de que ambos imputados no fueran a una cárcel común.
Albornoz fue el Jefe del CCD Jefatura de Policía (1975-1978) por donde pasaron cientos de tucumanos. Fue acusado de torturar e interrogar de mano propia por testigos en el juicio oral. También le acusaron de violar la prisión domiciliaria y amedrentar a testigos para que no se presentasen a declarar.
Luis De Candido uno de los más feroces torturadores y secuestradores de la Jefatura, fue reconocido por sus víctimas en el marco del juico. Los Sobrevivientes contaron que luego de liberados este policía seguía persiguiéndolos y amedrentándolos.

8 años hace ya de la apertura de las causas por estos aberrantes crímenes, esto es casi una década y en la provincia donde se dio inicio al genocidio mas feroz de nuestra historia solo hubo 2 juicios orales con 5 condenados por aquellos crímenes, 2 de los cuales están en sus cárceles de lujo, en countries.
A 35 años del golpe genocida, Tucumán no solamente tiene que soportar las constantes dilaciones, con megacausas como la de Arsenales que lleva años a la espera de ser elevado a juicio oral, sino que a esto se le agrega que la Cámara de Casación de la nación resuelve mandar a sus casas a los 2 únicos genocidas que cumplían sus condenas en cárceles comunes.

Será Justicia?

H.I.J.O.S. Tucumán en la Red Nacional
(Hijas e Hijos por la Identidad y la Justicia contra el Olvido y el Silencio)

FA.DE.TUC.
(Familiares de Desaparecidos de Tucumán)

jueves, 6 de enero de 2011

Al Sr Director del Diario Perfil. Derecho a Réplica

3 de enero de 2011
Sr. Director del Diario Perfil
Jorge Fontevecchia


Me dirijo a usted para expresar nuestro agravio y pedido de difusión de la presente Carta por la información que publicó el diario Perfil en su suplemento “El Observador” el 12 de diciembre de 2010.

Bajo el título "La masacre de Margarita Belén. Hace 34 años. La prueba del testigo clave”, y en un recuadro titulado “Un fusilamiento encubierto”, el periodista Vidal Mario incorpora la lista de víctimas y supuestos victimarios, y dos hipótesis sobre el motivo del fusilamiento que se presentan como “opiniones”: 1) Eliminar a sospechosos de haber participado en un operativo contra un regimiento de Formosa el 5 de octubre de 1975 (no es una opinión sino la explicación de los asesinos y sus cómplices); y 2) un objetivo más general: “provocar terror en la población”. Dentro del recuadro se publica una foto de mi marido Néstor Sala, esposado y con el torso desnudo, el pantalón roto y evidentes signos de tortura con el epígrafe: "SALA: Para las FFAA participó en el ataque al cuartel en Formosa".

Ante una consulta a Vidal Mario sobre el origen de la foto y un pedido de referencias sobre la leyenda que lo vincula con un delito, el periodista me respondió que imagen y epígrafe fueron agregadas por el diario, y me remitió al editor Ceferino Reato.

Esa foto fue producida mientras mi esposo era torturado por miembros de la Brigada de Investigaciones de Resistencia, Chaco, en 1975, delitos de los fui testigo directa, y fue extraída de un expediente del Juzgado de Formosa del año 1976.

Las torturas infligidas a mi marido que se prueban con esa foto forjaron un Juicio Oral por crímenes de lesa humanidad cometidos por miembros la Brigada de Investigaciones de la Policía del Chaco entre 1975 y 1978, que concluyó un día después de la nota con la condena a diez policías y dos militares a penas de entre 15 y 25 años de prisión mientras se consustancia el Juicio Oral por la Masacre de Margarita Belén, donde fueron ultimados más de una decena de víctimas, entre ellos mi esposo, y cuyos cuerpos siguen aun desaparecidos, sin reconocer nuestro derecho a hallarlos, identificarlos y a transitar el duelo. Ese juicio está hoy a punto de concluir, donde deseamos que por la acumulación de pruebas calificadas sea una sentencia condenatoria al terrorismo de estado, en este caso a los victimarios citados por la nota (1).

El epígrafe de la foto, sin embargo, no hace ninguna referencia a las torturas sino a la justificación que los asesinos esbozaban mientras gozaban de impunidad y seguramente deben sostener en privado, explicación que por razones anti--inculpatorias no repiten en el Juicio Oral en el Estado de Derecho. Sin mayor información sobre la operación se instituye un “hecho delictuoso” en el imaginario cultural donde la palabra escrita pasa a ser fundamento teórico, o sea se culpabiliza definitivamente a Néstor Sala siendo inocente.

Se induce al lector sin ninguna prueba a vincular un fusilamiento fraguado con la operación citada, decisión que por sí misma implica condenar y criminalizar a ciudadanos indefensos, muertos y/o desaparecidos por las fuerzas armadas que ahora son juzgadas por haber usufructuado al Estado para acometer sometimientos, lesiones mortíferas que devinieron en matanzas abyectas a nuestros seres queridos, con daños gravosos a su condición humana y a nosotros como familiares e hijos sine die… crímenes que son y serán inamnistiables e imprescriptibles

Saludo a usted.

Psic. Mirta Clara viuda de Sala
Familiar de la Masacre de Margarita Belén
Mujeres por la Paz. Berna, Suiza. 2005-2010

1. . El proceso judicial en el Juicio Oral de la Masacre de Margarita Belén es llevado por la querella Dr. Mario Bosch, Secretaría de DH Nación en representación de nosotros como Familiares. También el C.E.L.S. a través de su Director Horacio Verbitsky, la Dra. Carolina Varsky. Participa el Dr. Sergio Quiroz de la Subsecretaría de Derechos Humanos del Chaco, en nombre del Gobierno de dicha Provincia. Y La Liga Argentina por los Derechos Humanos también son querellantes. Y nos acompañan H.I.J.O.S., todos serán informados de la presente carta.

Una ley operativa es necesaria

Por María Julia Albarracín

En el avance de las causas por delitos de Lesa Humanidad cometidos durante la última dictadura militar persiste la necesidad de garantizar la protección de testigos, querellantes, abogados y militantes de organizaciones sociales. En este camino desaparecieron Julio López, hecho aberrante que tuvo la clara intención de amedrentarnos. Esto adquirió la atención de la clase política, que recurre al intento de adaptar la "Ley Nacional 25.764", denominada "Programa de Protección a testigos e imputados", creada para garantizar la seguridad de testigos de delitos vinculados al crimen organizado y al narcotráfico. Esta es la ley que se viene aplicando a personas que guardan en sus testimonios historias de lucha por reconstruir la memoria de todos los argentinos, quienes no tienen intención de ocultarse ante las amenazas, son víctimas pero no han sucumbido.

Tucumán, sancionó en 2.006 la ley 7.860, que crea el "Departamento de Protección de Testigos" en el ámbito del Poder Ejecutivo. Es una norma general que está a la espera de ser reglamentada por el Gobernador y de una partida presupuestaria que la ponga en marcha.

El panorama es complejo y la ley no ha sido el marco para resolver situacions de amenazas enTucumán, sin embargo la ausencia legal no nos ha detenido en la marcha de este juicio que se avecina, lo que es una gran ,muestra de fortaleza, de esperanza y el resultado de la perseverancia en la búsqueda por la verdad, el juicio y el castigo.



JUICIO Y CASTIGO

Contamos con un area de Legales, Investigacion y Comunicacion que se avoca exclusivamente al trabajo de enjuiciar a los represores. Investigamos para construir la verdad historia y aportar pruebas judiciales que nos permitan condenar a los imputados de los delitos de lesa humanidad en nuestra provincia. En este trabajo confluyen dos lineamientos generales de la organización: la reconstrucción histórica y el juicio y castigo. Entendemos que estos comlejos procesos judiciales deben ser acompañados de una fuente política de comunicación, para lo cual trabajamos elaborando distintos productos y propuestas. Si querés contactarte con nosotros para aportar información o realizar alguna consulta vinculada con estos trabajos escribinos a: hijostucuman@yahoo.com