En el camino histórico de la reparación
por Alejandra Dandan para Pagina12
La de esta tarde no será una sentencia más. Como cada fallo de lesa humanidad, cada final de juicio instaura, con sus condenas o absoluciones, nuevos sentidos jurídicos sobre el pasado, que es presente, pero también nuevos sentidos sociales. En términos jurídicos, uno de los ejes de la sentencia de hoy es la definición del robo de niños como plan sistemático o robo organizado desde la cúpula del poder militar, y eso está condensado entre otros en la acusación sobre el dictador Jorge Rafael Videla. El Tribunal Oral Federal 6 cambiará, o no, con su fallo lo que hasta ahora se dijo judicialmente en ese campo: léase, lo que dijo la sentencia de la Cámara Federal en el Juicio a los Comandantes de 1984 en la que Videla quedó absuelto por cinco de los seis casos de niños apropiados que llegaron a juicio y la Cámara consideró que no había pruebas para entender que en la Argentina, la dictadura había implantado un plan para quedarse con los niños. Las querellas le pidieron al Tribunal esa definición.
La sentencia se escuchará hoy a las 18 en los Tribunales de Retiro. Los jueces Julio Luis Penala, Domingo Altieri y la presidenta del Tribunal, María del Carmen Roqueta, se sentarán en la sala desde la que escuchan desde marzo de 2011 los testimonios en torno de 35 casos de niños. Frente a ellos estarán los once acusados, trasladados desde la una de la tarde por el Servicio Penitenciario Federal: Videla, Reynaldo Bignone y Rubén Omar Franco; Santiago Omar Riveros, Jorge “El Tigre” Acosta, Antonio Vañek, el médico Jorge Magnacco; Juan Antonio Azic, por la apropiación de Victoria Donda; Eduardo Ruffo, por el secuestro de Simón Riquelo, y Víctor Gallo y Susana Colombo, por la apropiación de Francisco Madariaga. Los pedidos de penas van de 50 años, para los jefes, a los15 años, como en el caso de Colombo.
Entre las 35 apropiaciones hay nombres de quienes nacieron en cautiverio y una pequeña proporción de apropiados o dados en adopción luego de ser secuestrados con sus padres. La única madre que sobrevivió es la uruguaya Sara Méndez, sólo por una desinteligencia entre los militares argentinos y uruguayos. El único varón es Abel Madariaga, padre de Francisco. De los 35 niños, 26 recuperaron la identidad. De ellos, 20 declararon durante el juicio. Las abuelas y familias siguen buscando a los que faltan; sus nombres ayer quedaron escritos a modo de marca en una gacetilla que distribuyó Abuelas de Plaza de Mayo por la sentencia: son Guido Carlotto, Ana Libertad Baratti De la Cuadra, Clara Anahí Mariani Teruggi; el/la hijo/a de Gabriela Carriquiriborde y Jorge Repetur; Martín Ogando Montesano; Victoria Petrakos Castellini; la hija de María Moyano y Carlos Poblete y la hija de Ana Rubén y Hugo Castro que “continúan viviendo con una identidad falsa”.
“Quisiera que digan la verdad”
Cuando empezó el juicio, Chicha Mariani estaba convencida de que alguno de esos militares que llegaban a juicio iban a decirle algo. Un dato para encontrar a Clara Anahí, la nieta que sigue buscando. El juicio pasó. “Ellos no dijeron nada”, dice Chicha. “Es casi la misma sensación que siento desde antes del juicio, porque no era para esperar mucho porque era un juicio sólo para castigarlos, pero no para conseguir información. Creo que todavía está la deuda pendiente, ese silencio que tienen continuamente los hace fuertes. A veces se olvidan de la magnitud de la tortura de tenernos así, es de una crueldad tan grande que no sé si se tiene una visión verdadera de lo que significa la espera después de las pérdidas sin confirmar. Ha sido para mí una espera siempre igual desde el principio hasta ahora. No me significa mucho que vayan presos, porque lo que yo quisiera es que dijeran la verdad. Que dejen así de delinquir y de torturar. Me sigue doliendo todo lo que me hicieron a mí. Arañando el alma como siempre, no me significa mucho el castigo que les puedan dar.”
“Mi hija va a estar ahí”
Casi no hubo días en los que Elsa Pavón no estuviera en el juicio. Sólo en los últimos días del juicio la abuela de Paula Logares no fue. “No fui –dice—, me da mucho dolor no poder contestarles (a los represores) cuando dicen cosas que no son, insultan no sólo la memoria de los desaparecidos, sino de la sociedad misma.” “Para mí fue todo fuerte, especialmente lo que han dicho los chicos, sus testimonios fueron muy dolorosos, por lo menos para nosotras, las abuelas, las madres. Mi nieta pudo declarar y dijo cosas que yo no sabía, cuando declaró te vuelve el pasado, no hay palabras para explicar lo que se siente. Supe que de chica repetía su nombre cuando se la llevaron y escucharla a ella por qué y cómo, qué es lo que ella sentía... No te olvides de que tenía 23 meses cuando se la llevaron y yo me acuerdo de qué decía: a los 23 meses ella se defendía con su nombre y nosotros adultos no la podíamos defender, no la podíamos recuperar. Yo no me puedo sacar la cara de mi hija y todo lo padecido. Por ellas, uno de los coordinadores de Abuelas una vez nos dijo que los represores tienen el último grito de nuestras hijas cuando les sacaron a sus hijos de los brazos. Mañana (por hoy) voy a ir en nombre de Paula, pero sobre todas las cosas en nombre de mi hija: no voy a ser yo la que voy a estar ahí, va a ser mi hija. La satisfacción de haberlo logrado después de tanta lucha, llegar a estas personas y a un juicio y escuchar la sentencia.”
NO OLVIDAMOS NO PERDONAMOS
NACIMOS EN SU LUCHA, VIVEN EN LA NUESTRA
No hay comentarios:
Publicar un comentario